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22 enero 2015

Repaso a 2014: aguantando

Cuando empiezo este tipo de entradas me quedo en blanco y me asusto pensando "hostias que no me acuerdo de nada, ¿no habré hecho nada destacable este año?" Pero a medida que escribo van saliendo cosas, voy recordando y aparecen pensamientos. Este año puede resumirse en la palabra "aguantar", tanto cosas malas como cosas buenas. Por suerte no son problemas que dependan de mi interior o mi lucha, son temas obligados, heredados de la situación del país, la educación, el trabajo y mi hogar.

El año comenzó como el anterior terminó: estudiando para exámenes. Estos primeros meses del año hasta el verano suelen ser más de lo mismo, estudiar para la carrera, ir  a clase, salir de vez en cuando pero tener poco tiempo, y tener que tratar con profesores nefastos. La guinda del pastel del estrés fue la situación en casa, con padre en el paro, madre cobrando el mínimo, y otros temas. Ya me gustaría poder haber ayudado durante ese tiempo. Por suerte gracias a la beca que llegó, pude poner mi grano de arena a mantener la casa.


Pero la economía mejoró en casa en verano. Como ya no tenía que ir a clase, no tenía el gasto de moverme todos los días y comer fuera, y se notó mucho el ahorro. Fue un poco repetir lo mismo que el año pasado, moverme de un sitio a otro, ir a muchos salones de manga (cosa que se extendió todo el año, por cierto) y en definitiva conocer ciudades aunque fuese por encima. Aproveché para mejorar un poco ciertos proyectos, aunque por vaguera o por falta de tiempo o dinero fue poco el avance.
Lo malo del verano fue tener que hacer un trabajo odioso. Lo peor de todo, tuve que hacerlo casi casi entero yo, siendo un trabajo grupal. Aún hay personas que me deben dinero por la impresión en septiembre que creo no me pagarán porque se han retirado de la carrera. Pues al cuerno, hice lo que debía hacer, si ellos no cumplen su parte, en su conciencia quedará.

Lo siguiente que vino fue retomar la clases. Y encontrarme un entorno aburrido, con asignaturas que poco me aportan. Pero eso mejor para otra entrada. Si algo he aprendido este año sobre mi es a llenarme de positividad, evitar pensar mal o con miedo, y arriesgarme. Me he dado cuenta de que cada vez estoy en peldaños mucho más altos que muchas personas de mi barrio que siguen en aquel quinceañerismo veinteañero. No quiero decir que me sienta superior, sino que agradezco no haber acabado sin un objetivo en la vida como ellos.

El fin de año terminó mucho más sencillo que otros, en casa de unos amigos tranquilamente. Y fue bueno, no tenía muchas ganas de fiesta, ya que estaba constantemente pensando en hacer apuntes y estudiar. Casi me da asco pensar así, aunque supongo que significa que soy más maduro. Maduro, relajado, menos nervioso, incluso más filosófico y empático. Me gusta este camino, y creo que es el adecuado, el que mejores resultados da en lo social, lo privado y en trabajo y estudios.

Ahora que empieza el año, toca hacerse propuestas. Una de ellas: un ordenador. He pasado desde octubre o antes con el portátil sin batería (incluso se llevó a revisión), por lo que necesito un pc, mejor de sobremesa, que me permita trabajar con fuerza y sin tirones. Lo siguiente, trabajar de forma fija, sin curros esporádicos. El dinero es necesario en casa. Y sobre mi mismo, lo único que puedo proponerme es seguir con la misma actitud que ahora, sentirme en mi mismo cómodo y llevarme sorpresas. Después de todo, yo me acompañaré siempre, mejor tratarme bien.

Pocas metas, pero no por ello menos importantes. ¡Vamos, 2015, estoy preparado!


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