Pérdidas

Hay veces en las que piensas que algo no te hace falta. Cosas simples y sencillas, que no tienes en cuenta pero que están ahí, existen. Te crees que puedes estar perfectamente sin ello, podrás estar bien. Tu vida no variará demasiado aunque eso no esté, por supuesto que puedes sentirte genial sin necesidad de ello. Pero no y además tampoco.

Piensas que tu trabajo estará estable y asegurado, pero al día siguiente te encuentras en el paro, con una familia de 5 personas a la que mantener. Deseas que esa u otra persona te levante la moral en momentos malos y te alegre más en los buenos, pero ayer decidió eliminarte de su mundo. Y no hay vuelta atrás, y lo perdido se convierte en un recuerdo que sólo tú mantienes. Poco a poco se va perdiendo. Ese pc que antes funcionaba genial, un día se apaga sin retorno. Aquel móvil, comienza a dar señas de fallar. Una simple silla desaparece. Alguien deja de hablarte sin razón aparente, y se suma a tu lista. El filo hilo que te une a algo, cae. Y cada día te ves más pobre, tosco, viejo y simple.

La persona que más te aprecia en este momento intenta animarte. Intenta alegrarte como sólo esa persona puede saber, como conoce tras tanto tiempo. Se acerca susurrante y vigilante a cada palabra que dices. Te abraza para que no pienses así. Pero aún así, lo piensas. Y es que has perdido tanto, que ni siquiera su aprecio es comparable.

El tener tan buena memoria de lo que tenías es un don tan maldito y costoso, recordar cada tacto y olor y color, de cada momento. Jamás podrás vivir todos esos días en los que no tenías nada perdido, sólo podrás volver con esa memoria tan sobrealimentada, y que tan triste te hace. Y no ves lo nuevo. No ves lo bueno. ¿Alguien puede decirtelo?

No hay esperanza de recuperar lo perdido, eso es seguro. Estarás sin ese pc, sin ese trabajo, sin esas personas, lo sabes... ¿Entonces por qué lo añoras tanto?